Relato literario
Y por fin, la Gran Batalla había llegado; el miedo, la oscuridad, la hostilidad habían llegado para quedarse, y Hermione lo sabía muy bien. Ese 13 de enero, la nieve caía como si de una tormenta se tratase, como si Elsa estuviera por las gélidas calles de Londres, congelando todo a su paso con cierto descontrol.
Cuando Hermione atravesó las puertas del Caldero Chorreante, se cruzó con la profesora McGonagall, o más bien con un gato de color gris que se asemejaba mucho a ella. Se sentó en una de las mesas y empezó a conversar con Matilda, que se pidieron un par de tazones de leche con cereales mientras se lo comían con unas cucharas sin necesidad de usar las manos. Más tarde llegaría el momento de partir a la escuela.
Como se hizo tarde, Hermione no pudo coger a tiempo el tren que la llevaría a Hogwarts, por lo que decidió coger su escoba de bruja y surcar los cielos. Se elevó tan alto que, en pocos segundos, ya volaba por el cielo de Londres con altura, donde se cruzó a la Rosalía haciendo nuevas fusiones musicales para su próximo álbum. Al pasar un par de horas, había conseguido llegar al castillo, pero la ama de llaves, con el entrecejo fruncido, le advirtió que cosas muy graves comenzarían a suceder en la escuela, y tumbada en su cama, Kahlo comenzó a dibujar oscuros augurios para el próximo curso.
En uno de los asientos de la casa Slytherin, Hermione vio a una joven y magnífica escritora escribiendo en un cuaderno de terciopelo y cuero negro, y como era muy curiosa decidió aventurarse a preguntarle el nombre, a lo que la joven respondió: Me llamo Joanne Rowling, pero todo el mundo me conoce como J.K. Rowling. La joven maga le dio las gracias y la dejó escribiendo en nuevas aventuras de gente no muggle.
Al caer la noche, al grupo de jóvenes magos se les venía el universo sobre ellos, pues una poderosa voz provenía de la sala de los menesteres. Allí estaba ella, cantando, como cada noche, el espíritu de Amaral. Pero más tarde, comenzaron los ataques, Voldemort amenazaba la escuela.
Hermione sabía que solos no podrían derrotar al mortífago, así que decidió añadir azúcar, especias y muchas cosas bonitas a su poción, pero por error, añadió un elemento más, la sustancia X, así fue como surgieron Las Supernenas, dispuestas a combatir el mal y emprender una dura batalla entre el bien y el mal.
Muchas voces callaron, muchos desaparecieron, y al final, junto con Isabel Allende, Hermione y compañía fueron a parar a La Casa de los Espíritus, donde la batalla final entre magos, brujas y mortífagos había dado fin. Voldemort había caído, y con un enorme Roar de la voz de la dulce Katy Perry, el mundo mágico había vuelto a ser ese mundo discreto y con encanto que todos vimos hace más de 20 años.
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